Virus en Buenos Aires: la banda reafirmó su dominio escénico a 40 años de su primer álbum
El lanzamiento de su álbum debut, «Wadu-Wadu«, hace más de cuatro décadas, fue el punto de partida de un viaje musical que pocos podrían haber anticipado su impacto duradero en la escena musical argentina y más allá. Desde los rincones de Buenos Aires hasta países como Perú, Colombia y Brasil, la influencia del grupo se integró a la cultura popular, convirtiéndose en la banda sonora de varias generaciones. La noche de ayer en el Movistar Arena fue una prueba contundente de este legado: Virus se presentó ante 15 mil seguidores para celebrar una carrera repleta de éxitos.
El evento fue más que un simple espectáculo; fue un momento de reencuentro. Desde temprano, el estadio de Villa Crespo comenzó a llenarse, con multitudes de fanáticos ansiosos que se congregaban en las calles circundantes. Entre la audiencia, se podían distinguir tanto a los seguidores de toda la vida como a aquellos que, a pesar de no haber vivido la época dorada del grupo, actuaban como si hubieran sido testigos de ella. Para las 20 horas, el lugar estaba repleto y, poco después, las luces se apagaron y Marcelo Moura (voz), Julio Moura (guitarra), Mario Serra (batería), Patricio Fontana (piano), Ariel Naon (bajo) y Agustín Ferro (guitarra) tomaron el escenario.
En un gesto hacia sus fanáticos más leales, o quizás debido a la singularidad de la velada, la banda no se conformó con simplemente seguir el repertorio estándar de los clásicos que todos esperan escuchar. El espectáculo comenzó con «Volátil» y «Lugares Comunes», dos piezas que marcaron el inicio de una noche donde la perfecta fusión de tres géneros musicales – new wave, pop y rock – se convirtió en el sello distintivo del evento. La euforia era notoria, pero pocos sabían el secreto guardado tras bastidores: estaban grabando en vivo un álbum del concierto. “Estamos grabando un disco, por ende, ustedes van a ligar las críticas también”, anunció, entre risas, el cantante en la primera de sus dos fechas sold out en la ciudad porteña.
Virus es, fue y será el reflejo de lo que significó el regreso a la democracia en Argentina. Son la música que acompañó a toda una sociedad en un momento signado por la alegría y la esperanza. Esa energía era palpable en el aire. Todo indicaba que la conexión entre la banda y sus seguidores seguía siendo tan poderosa como en aquellos tiempos. Con cada acorde, cada letra, el grupo revivió éxitos que todavía suenan en las radios de todo el país. «Dame una señal», «Amor o acuerdo», «El banquete», «Destino circular» y «En mi garage» fueron solo algunos de los temas que marcaron el espectáculo.
Tras el solo de Serra en la batería, donde dejó en claro que sus habilidades permanecen intactas, y después de emocionar al público con éxitos como «El rock es mi forma de ser» y «El probador», llegó el momento culminante del espectáculo: la aparición de Federico Moura en la pantalla, a 35 años de su fallecimiento, para interpretar la letra de «Encuentro en el río», la canción del último gran disco de Virus, «Superficies de Placer«. Con esta melodía, el líder de la banda se despidió de sus seguidores, consciente de su inminente partida. Indudablemente, fue uno de los momentos más conmovedores de la velada, a la par con la interpretación de «Amor descartable».
Sin embargo, las imágenes de Federico en la pantalla no fueron las únicas que capturaron la atención de la audiencia. En un despliegue visual, el conjunto transportó al público a un universo sensorial que acompañó cada canción. Desde proyecciones de mujeres danzantes hasta escenas de gatos paseando, el escenario se convirtió en un lienzo vivo que complementaba los sonidos, manteniendo a los espectadores cautivados de principio a fin.
«Me duele el ciático pero aguanto unos temas más», anunciaba Marcelo, anticipando el cierre del espectáculo. Siguiendo la máxima de «guardar lo mejor para el final», la banda concluyó su primer show en el Movistar Arena con cuatro himnos infaltables en el repertorio: «Mirada Speed», «Wadu-Wadu», «Pronta entrega» y «Luna de miel». Y así, con un torrente de emociones, aplausos y cánticos del famoso “Olé, olé”, Virus se despidió del escenario, asegurándose de que su legado perdurará mucho después de que las luces se apagaran.
Fuente: Billboard