Córdoba, otoño serrano y Festival de Cine de Cosquín
Pocos planes más lindos en una Córdoba otoñal como ir al Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín. Arrellanarse en las butacas del Microcine Adalberto Nogués a la siesta a ver con qué nos sorprende el Ficic, y charlar con hacedores e intérpretes después. Comprarse un café al paso y acompañarlo con colaciones de la Europea, antes de entrar a la siguiente función.
Lejos de ser sólo para cinéfilos, es un gusto disfrutar tanto de sus largometrajes y los cortos en competencia como observar la dinámica de cordobeses y de coscoínos que asisten religiosamente a disfrutar de una oportunidad única para ver un cine diferente. Vecinos, vecinas, estudiantes de cine o amigos, adolescentes, jóvenes y adultos, que van todos los años o por primera vez a disfrutar de alguna peli.
Diferente de lo mainstream, pero no por ello menos accesible para todos. Por ello, vale la pena recalcar que está “exquisitamente” curado por el crítico Roger Koza. Así lo dijo el año pasado la directora española Meritxell Colell Aparicio y, desde aquí, coincidimos.
“La experiencia que hacemos hoy del mundo es una experiencia que se hace a través de la imagen. Me parece muy importante que existan otras formas de hacer esto y que no son las que suelen ser las mayoritariamente experimentadas, las redes sociales. Cuando hablamos de cine, el cine que se estrena en las salas grandes, que además también se parece incluso a las series que hay en todas las plataformas. Es una lengua de imagen común o al menos muy parecida. Así que creo que los festivales de cine son los espacios en los que tienen que existir otras posibilidades de hacer experiencia del mundo a través de otras formas de concebir las imágenes”, dice Koza.
Ficic 2024, decimotercera edición
El Ficic ha sobrevivido a la pandemia y sobrevivirá a estos tiempos en los que tanto se habla del cine, y la cultura en general, solo desde un punto de vista comercial, reduciendo al arte miserablemente, como si quienes lo hacen y quienes lo disfrutan comiéramos, respiráramos y sudáramos dinero.
Este año, en su edición número 13, el evento se realiza del 2 al 5 de mayo en Cosquín. En su competencia de largometrajes, están La palisiada,de Philip Sotnychenko (Ucrania 2023); Las cosas indefinidas, de María Aparicio (Argentina 2023); Las tierras del cielo, de Pablo García Canga (España 2023); La isla, de Damien Manivel (Francia 2023), y Reas, de Lola Arias (Argentina-Alemania-Suiza 2024).
Entre otros títulos para ver, están disponibles, por ejemplo, la cordobesa-española de terror y fantasía El escuerzo (dirigida por Augusto Sinay), inspirada en un cuento de Leopoldo Lugones, que viene de ganar en mejor guion y película en Festival Internacional de Fantaspoa en Porto Alegre, Brasil; y que cuenta con talentos locales como Cristóbal López Baena, Eva Bianco, Maximiliano Gallo, Diego Haas, entre otros.
La programación completa con días y horarios de las funciones se puede consultar en la web cosquinfilmfest.com (allí también se pueden adquirir las entradas).
El Ficic y el contexto
“Toda programación vive en un contexto, toda programación es hija de una historia y un presente, porque el cine además es arte del presente. Hoy el cine está bajo sospecha, sobre todo desde una enunciación misteriosamente estatal, a propósito de una administración estatal que entiende que el Estado es una asociación ilícita u otro tipo de metáforas…”, comienza Koza cuando se le pregunta sobre curar para un Festival de Cine Independiente en Argentina, en medio de un panorama de recortes a la cultura.
Y desarrolla: “El cine está en sospecha porque se cree indebidamente que las películas, sobre todo en la Argentina, han practicado algo así como una suerte de adoctrinación indirecta a través de sus estéticas, cosa que es absolutamente demostrable que no es así. Entre otras cosas, hay una película de la hija del expresidente Mauricio Macri que recibió dinero del Incaa, o las películas de Campanella mismo, son películas que no responderían a eso, o las películas de los Cohn-Duprat, absolutamente asociadas con el universo conceptual del mundo que hoy se llama “libertario”. Es muy fácil demostrar que ha habido una diversidad de formas y de temas en el cine argentino desde el año ‘94 en adelante. Además, hay un gran desconocimiento y falta de rigor al pensar que el concepto de cuantitativo es un concepto que se autojustifica como forma de pensar la llegada de una película”.
Para dar un ejemplo, Koza, recuerda a un tanque hollywoodense: “Es decir, si una película fue vista por más de 30 mil, 40 mil, 60 mil personas, pareciera ser que ya implicaría un criterio de legitimidad, pero lo cierto es que hay películas que pueden haber llevado medio millón de personas en su estreno, por ejemplo, Bañeros 3: todopoderosos, y nunca más fue vista después de su estreno. Películas que en su momento pueden haber llevado 2.500, dos mil personas, como puede ser el caso de La Libertad, de Lisandro Alonso, a lo largo de los últimos 24 años, desde su estreno en el Festival de Cannes, se ha seguido viendo en todo el mundo y se sigue viendo en Argentina. De hecho, en este momento, en Los Ángeles se está pasando una retrospectiva completa de Lisandro Alonso”.
La película de apertura de este año es El realismo socialista, Raúl Ruiz-Valeria Sarmiento, 1968-2023. Koza asegura que no hay un intento de provocación lúdica al elegir una inauguración con ese título, pero toma como un elogio que se le sugiera la idea.
Por supuesto, la justificación va mucho más allá. El crítico dice que Ruiz es al cine como Borges a la literatura, y cuenta también que esta película la completaron, después de la muerte del director, las hacedoras Valeria Sarmiento y Chamila Rodríguez, y que fue estrenada nada más y nada menos que en el Festival de Cine de San Sebastián.
El realismo socialista, continúa, “pertenece a otro tiempo”, pero “rebota en el nuestro”: “Funciona como una crítica de todas las posiciones que hoy están confrontadas. Es una película ligeramente cómica, sarcástica, sobre posiciones fijas a propósito del diálogo, tanto del punto de vista reaccionario como del punto de vista revolucionario. Permite pensar el dilema de nuestro tiempo: a mi juicio, estamos frente a un gran desorden simbólico del mundo político, donde las palabras que solían significar algo hoy significan otra cosa”.
“No es lo mismo el liberalismo en los Estados Unidos que el liberalismo en Argentina, por ejemplo. Hay un desorden ideológico. Me parece que esta película permite introducir una dimensión lúdica sobre ese desorden y retomar discusiones del pasado desde una perspectiva del presente más inteligente, más didáctica, más libre, para poder justamente deshacer la rigidez con la que hoy se discute todo”, reflexiona.
Julián D’Angiolillo, con retrospectiva y película de cierre en el Ficic
El argentino Julián D’Angiolillo tiene un papel destacado en la programación. Su película La gruta continua es la de clausura de la edición.
“El cine de D’Angiolillo es un cine que tiene muchísimo que ver con la aventura del conocimiento. La gruta continua, en principio, es una película sobre espeleología, sobre la ciencia de las cuevas, que es algo muy poco visto. Lo interesante de la película es, primero que nada, la introducción a una ciencia desconocida, que también remite a una vieja experiencia o metáfora de la tradición occidental que dice que el conocimiento justamente empieza cuando se puede salir de las cavernas, según la idea de Platón. Acá hay una inversión, el conocimiento es ir a las cavernas, y el filme lo que hace es jugar con eso. Cuenta también por qué hay espeleólogos, qué van a hacer a las cavernas, y todo está relacionado tanto con la historia geológica de la Tierra como también con las reservas de agua del planeta”, desarrolla Koza.
Además, la retrospectiva de este año es de este cineasta, con la proyección de tres de sus cortos y también los largos Hacerme Feriante (2006) y Cuerpo de letra (2015).
El curador habla de Hacerme Feriante para seguir explicando la importancia del cine de D’Angiolillo: “Es de cuando todavía era un fenómeno incipiente, después del 2001-2002 y la economía absolutamente deshecha en Argentina, cuando aparecen los fenómenos de mercados paralelos, no solamente del dólar, sino de otros objetos. Esta es un retrato sobre La Salada, en un momento en que nadie hablaba de La Salada. Eso es lo que me gusta del cine de D’Angiolillo: es un cine que está asociado al conocimiento, y al conocimiento situado en espacios específicos”.
Para ir al Ficic
Del jueves 2 al domingo 5 de mayo en Cosquín. La programación completa con días y horarios de las funciones se puede consultar en la web cosquinfilmfest.com (allí también se pueden adquirir las entradas a $ 1.500).
Fuente: La Voz