Buenos Aires Trap: el espectacular cierre con Duki

La primera jornada de la segunda edición de Buenos Aires Trap fue un evento más que confirma que el sonido urbano argentino está en estado de gracia. Así como hace más de una década lo hacía Puerto Rico, se puede decir que hoy Argentina marca el camino no sólo a nivel regional, circunstancia traducida en este mega festejo, básicamente una fiesta generacional que atraerá a 100.000 personas entre sus dos días.

El Parque de la Ciudad, reconvertido en festival masivo con todas las letras -con sus sectores de gastronomía, activaciones de sponsors, espacios de sombra, cuatro escenarios, etc.-, presentaba un fascinante entrevero temporal: la foto retro de los juegos oxidados del ex-Interama musicalizada con los graves profundos y el espíritu adolescente del trap.

El show de Nicki Nicole

Ya de noche, luego de las ruidosas y celebradas actuaciones de referentes indiscutidos como Bhavi, Lit Killah o C.R.O., llegó el momento, puntualmente sobre las 20:45, del show de una de las popes incontestables de la escena, Nicki Nicole.

Con graffitis de estética gangsta -aludiendo al estreno en vivo de su reciente disco Naiki– que secundaban su pequeña pero imponente figura, la rosarina hace delirar a su fandom con solo saludarlos “¿Cómo están, mi gente?”.

El comienzo del show es certero y para el tema Forty su gang de bailarines toma la escena formando una especie de reflejo de lo que pasa en el campo: chicos y chicas rapean con ojos cerrados y siguen las coreos con marcado éxito. Hay una marea de flow en pleno Villa Soldati.

El sonido completa el aire aunque es más sugerente que el de los shows de Neo Pistea y Bhavi, que literalmente hicieron vibrar el suelo del antiguo parque de diversiones.

Para el público no hay tiempo de distracciones porque más allá de lo irresistible de la imagen de la cantante, el resto del escenario ofrece un constante devenir de secuencias con bailarines y banda en modo perfección performática.

Khea sube en We Love That ShitLit Killah y Tiago PZK la acompañan en Entre Nosotros. El trío se divierte en escena como si lo hicieran en una sala de ensayo de barrio; la naturaleza colaborativa de la nación urbana argentina sigue siendo un valor a destacar, aún hoy cuando muchos de estos artistas son mega estrellas con peso propio.

Luego de más de una hora, Nicki dispensa su clásico infaltable Wapo Traketero, cerrando un show cumplidor en el que va notándose su madurez y cambio de actitud: menos cálida y más sugerente que antaño, pero igual de profesional.

El cierre con Duki

La disposición de ambos escenarios de forma contigua fue uno de los factores importantes que marcaron el esperadísimo show de Duki. Luego de un desconcertante show sorpresa de Airbag, el trapper “made in Almagro” se adueñó de la totalidad de las tablas logrando una dimensión visual de impacto.

Aunque al comienzo el sonido se volvió algo difuso, los graves hubieran hecho marear a un sismógrafo y la épica cinematográfica de Nueva era -que también abre su comentado último disco Ameri– pone la acción en otro nivel mientras el público se enciende en consonancia con los fuegos artificiales que invaden el cielo.

Es notorio como el camino recorrido y los shows en estadios como los de River o el Santiago Bernabéu dan a Duki un rodaje envidiable: el tipo camina de acá para allá como en el living de su casa.

“¡Este es el maldito modo diablo!” suelta en forma de advertencia pero se recibe como grandes noticias. “¡Cómo están! ¡Están re manijas, guachos, eh!”, agita .

Estos inconvenientes hicieron que el final del show sea algo agridulce, apagándose de a poco en las estrofas de She Don’t Give a Fo, luego de un sentido agradecimiento en el que sostuvo la importancia del público en cualquier panorama artístico:

“Gracias por bancar la cultura y el movimiento. Por el amor que significa que hayan venido, porque cuando eligen venir acá sabemos que lo están haciendo privándose de otras cosas”, palabras que generaron un sentido aplauso cerrado.

Con invitados en escena como Khea, C.R.O. y Neo Pistea y contando con un trabajo visual tan psicodélico como espectacular, el show fue transitando la noche con la euforia esperada, aunque la estrella haya mostrado algunos signos de fastidio -en un momento incluso pidió disculpas por “los conflictos”-, al parecer debido a problemas de sonido con su sistema de monitoreo.

Fuente: Clarín