Benito Cerati: “¡Viva la devolución!” y su reflexión sobre el exceso del individualismo
Con su nuevo trabajo discográfico, ¡Viva la Devolución!, Benito Cerati se posiciona como una voz crítica y reflexiva en el panorama musical actual. Este segundo álbum solista llega en un contexto donde la tecnología y el individualismo parecen dominar cada aspecto de nuestras vidas, y el artista busca a través de sus letras y sonidos replantear esa realidad. En su exploración, el cantante ofrece una visión esperanzadora, invitando a devolver esa promesa hiper-tecnologizada que parece haberse convertido en una trampa.
La sobrecarga tecnológica y el retorno a los afectos
Cerati no teme profundizar en cuestiones que atraviesan la modernidad. En una sociedad cada vez más conectada, pero paradójicamente más distante, ¡Viva la Devolución! propone una reflexión sobre el impacto negativo que el exceso tecnológico y el individualismo tienen en nuestras vidas. En sus propias palabras, el álbum “es un disco catártico inspirado en cierto hartazgo con elementos de la modernidad que nos perjudican como sociedad”. Este malestar con el presente se manifiesta tanto en sus letras como en su sonido, que expresa una mezcla de crítica y anhelo por un cambio.
El concepto de “devolución” es clave: Benito no solo apunta a lo que está mal en el mundo moderno, sino que propone devolver, en un gesto simbólico, ese futuro que prometía la tecnología, pero que trajo consigo nuevos problemas. “Ya no quiero tu revolución. Te la devuelvo”, declara en relación al dominio tecnológico que ha permeado nuestras vidas.
Una estética nostálgica anclada en los 2000
También juega con la nostalgia de una era tecnológica emergente: los años 2000. Según el propio Benito, la elección estética de esa época no es casual. Es una manera de recordar cómo lo que se presentó en su momento como una revolución tecnológica terminó conduciéndonos a un estado de mayor alienación. Los videos y gráficos que acompañan el lanzamiento del álbum son paródicos, pero también evocan un sentido de añoranza por tiempos más simples, antes de que internet y los dispositivos móviles tomaran el control de nuestras vidas cotidianas.
El álbum fue grabado en el estudio Unísono y en el home studio del compositor, lo que muestra la mezcla entre lo tradicional y lo casero que ha permitido la tecnología. La producción, a cargo del mismo artista, busca mantener una estética lo-fi mientras juega con la complejidad sonora y las capas instrumentales que caracterizan sus composiciones.
El sonido: un viaje por géneros y emociones
Musicalmente, ¡Viva la Devolución! ofrece un viaje por diversos géneros que incluyen la música industrial, el house, el trip hop, el drum ‘n bass y la música clásica. Este eclecticismo refleja la versatilidad y la profundidad del artista, que busca crear un álbum con una “síntesis mucho mayor” y con estructuras más definidas que su trabajo anterior. El bajo, según Cerati, es el instrumento protagonista del disco, dotando a las canciones de un carácter rítmico y oscuro que refuerza la temática del álbum.
“Es un disco mucho más agresivo que mi disco anterior”, afirma Benito, refiriéndose a la diferencia tonal respecto a su debut solista. Esta agresividad es una respuesta directa a la ansiedad y el estrés que el artista experimenta frente a la sobrecarga informativa y el deterioro de los lazos humanos. Así, cada uno de los tracks del álbum es una expresión tanto de malestar como de resistencia.
Entre los colaboradores de ¡Viva la Devolución!, destacan los artistas Plastilina, Blair, China Roldán y Gurise, quienes aportan sus voces a varias de las canciones, enriqueciendo el carácter coral del proyecto y aportando diversas perspectivas a los temas abordados.
Su propuesta es, en última instancia, esperanzadora: aún estamos a tiempo de recuperar lo perdido y devolver ese futuro distópico que parecía inevitable.
Fuente: Billboard