David Lebón saldó una deuda con su historia ante un Movistar lleno
“Hace como un mes que estoy nervioso por este show”, dijo David Lebón, a sus 71 años, visiblemente emocionado y ante un Movistar Arena colmado que lo vio el sábado disfrutar como un niño la cosecha de su enorme obra.
No era para menos: el show que presentó, “Herencia Lebón”, fue una ambiciosa fiesta de dos horas y media en la cual “El Ruso” hizo un repaso por gran parte de su historia en la música con una lista imbatible.
A las 21:15 Lebón irrumpió en silencio, de blanco inmaculado, y rompió el hielo con “No seas dura”, le siguieron “Cuánto tiempo más llevará” y “En la vereda del sol”, dos Serú Girán infalibles. Y eso fue solo el comienzo. “Solo quiero decir que lo único que siempre nos va a hacer bien es el amor, así que no tengamos miedo, seamos nosotros mismos. Los amo”, le dijo un conmocionado David al público y continuó repasando su historia con una banda de lujo: Leandro Bulacio en teclados, coros y dirección musical, Daniel Colombres en batería, Roberto Seitz en bajo y Dhani Ferrón y Gustavo Lozano en guitarras. Promediando el show, un inspirado Alambre González subió al escenario y brilló en el blues “Copado por el diablo”. Luego sería el turno de Luz Gaggi la joven que brilló en el programa “La Voz” y ahora, con sello propio, la rompió en “Encuentro con el diablo” y “Frecuencia modulada”, una grata sorpresa del largo setlist.
Otro gran momento de la noche fue la participación de Carmelo, un chico de nueve años, que tocó teclado y su padre, Palmo Addario, en guitarra, quienes participaron de un medley que David le dedicó especialmente a su “hermano del alma”, Charly García. En ese momento, David se hizo cargo de la batería e hicieron grandes versiones de “Peperina” y “Pubis angelical”. El set para Charly siguió con el “trío electrónico” (Nicolás Sorin, Hernán Jacinto y Gabriel Pedernera) en “No soy un extraño” y finalizó con una sentida versión de “Desarma y sangra”, donde se destacó el violinista Alex Musatov -invitado en varios momentos del show- quien con la ejecución de su instrumento le imprimió a la composición la carga de profundidad e intensidad que necesitaba.
Ya en la recta final subieron al escenario Cristian Judurcha en batería y Luis Salinas en guitarra, y se despacharon con una tremenda interpretación larga duración de “Layla”, el recordado hit de Eric Clapton. Y ahí nomás entró Baltasar Comotto con su guitarra para rematar con “Despiértate nena” y una versión incendiaria de “Noche de perros”. “No llores por mi Argentina», “Seminare” y “Nos veremos otra vez” sellaron el desenlace de una noche memorable para David Lebón, ese espíritu entrañable, compañero de trinchera de varios de los más grandes músicos del país, y protagonista, una vez más, de la propia: la del amor y la música.
Fuente: Billboard