Fito Páez encabezó un emotivo homenaje a Gerardo Gandini en el Teatro Colón.
Fito Páez exhibió anoche ante un Teatro Colón colmado y encantado otra de sus facetas posibles y rodeado de un ensamble de cuerdas y con aportes de Mariano Otero, Ernesto Jodos y Fabiana Cantilo, protagonizó un homenaje a su amigo Gerardo Gandini que estuvo a la altura emocional y estética del agasajado.
El concierto titulado «Gandini/Páez Desde el Alma» formó parte del ciclo “Foco Gandini” que se realiza a diez años del fallecimiento del compositor y arreglador y que trajo al presente el trabajo compartido que se plasmó en el álbum “Moda y Pueblo” (2005) y otras colaboraciones capaces de reunir lo popular y lo clásico poniendo el acento en lo esencial: la música como indómito lenguaje.
Para adentrarse en ese ámbito sonoro, el popular artista rosarino cuyo presente musical hoy navega por las aguas del pop y el rock de pulso global reafirmó otras memorias y ductilidades que también lo conforman y ejercitó con inspirada eficacia otra revisita a parte de su propia historia.
Habituado a dialogar con su legado –un dispositivo que alcanzó el paroxismo con la edición de “EDDA 9223” con nuevos ropajes para los temas de su disco más taquillero y con una popular serie en Netflix- Páez plasmó en el máximo coliseo argentino otra de sus versiones posibles y de la mano del tributo a aquella batuta de Gandini regaló un vital agasajo a parte de las músicas populares de esta parte del mundo.
Para lograr el audaz cometido, hubo un sólido trabajo de la orquesta cuyo concertino fue Elías Gurevich e integraron los primeros violines Serdar Geldymuradov, Matías Grande, Lucía Herrera y Manuel Quiroga; los segundos violines Natalia Cabello, Jorge Caldelari, Alma Quiroga y Rodrigo Beraldi; las violas Denis Golovin, Eliseo Oreste y Brenda Zimmermann; los violonchelos Melina Kyrkiris, Bruno Bragato y Marina Arreseygor; y el contrabajista Julián Medina.
La celebración a la que asistió ataviado de rojo –color absoluto en calzado, pantalones y traje con capa incluida- colocó en acto aquellas travesuras compartidas desde obras paridas en el seno del rock argentino y algunos tangos en una experiencia donde también sus composiciones de todos los períodos tuvieron y tienen mucho para decir sobre este lugar y sobre un tiempo que sigue siendo el actual.