Los Abuelos de la Nada: “El grupo tiene un concepto de alegría, felicidad y libertad”

Los Abuelos de la Nada estuvieron con mucha actividad en estos meses de pandemia. El legendario grupo grabó versiones de algunos de sus clásicos como “Himno de mi corazón” junto a Natalie Pérez e Hilda Lizarazu; “Lunes por la madrugada”, con la participación invitada de Ricardo Mollo, Manuel Moretti; y los nuevos singles “Mi estrella y yo” y “Un río crucé”.

También se sumaron a otros artistas como Benjamín Amadeo ( “Costumbres Argentinas”), El Kuelgue (“No se desesperen”), Los Tipitos y Gringui Herrera ( “Tristeza de la ciudad”), Connie Isla y Miguel Zavaleta (“Chalamán”), Javier Malosetti (“Cosas Mías”), Frankie Langdon y Gringui Herrera (“Así es el calor”); entre otros.

“Los argentinos somos expertos para pasarla mal. Hoy nos toca esto que es mundial, pero esperamos que se solucione pronto y poder entrar en contacto de forma presencial con nuestros fans”, describió el tecladista Juan del Barrio a La Viola sobre los meses de aislamiento.

Por su parte, para el cantante, Gato Azul Peralta, hijo del recordado Miguel Abuelo, es una responsabilidad formar parte del grupo y poner su voz: “Son todos músicos de elite y muy reconocidos. Me tuve que poner a la altura de ellos. Cuando uno quiere hacer algo bien tiene que ser profesional. Tomo clases de canto, ensayo con ellos, entreno en mi casa con espejos. Es un esfuerzo doble y es lo que corresponde. A mí no me compran. Si lo puedo hacer, lo hago. En este caso es algo muy especial porque es mi papá. Siempre estudiar es tedioso pero lo hago con gusto. El fin es bueno. Hay chicos de cinco años que escuchan nuestras canciones. Queremos que las generaciones que se perdieron al grupo en vivo ahora lo puedan disfrutar”.

– ¿Cómo lo recordás a tu papá?

– Gato Azul: Nací en Londres y viví con él en Ibiza. A los cinco volví a la Argentina y me fui a vivir con mi papá a Palermo. Mi casa estaba llena de instrumentos. Había mucha música. Una vez salió y se olvidó las llaves. Yo estaba con los auriculares y tuvo que trepar por el balcón. Tocaba timbre y yo no lo escuchaba. Me hacía escribir poesía. Siempre me marcó en el arte.

– Una vez que termine la pandemia por el coronavirus ¿cómo se preparan para volver a los escenarios?

– Juan del Barrio: Tenemos una fecha para el 26 de marzo en el Teatro Ópera. Es un poco el reencuentro con el público de Buenos Aires. En abril también vamos a estar en Rosario, Córdoba, Mendoza y Tucumán. Es lo que tenemos por el momento. Nos quedaron colgados algunos shows en Chile y Montevideo.

– Gato Azul: Teníamos una gran gira latinoamericana, pero creo que volvemos con todo si Dios quiere.

En 1985, en pleno éxito del rock nacional tanto en el país como en Latinoamérica, Los Abuelos de la Nada publicaron el álbum En el Ópera. Una radiografía sonora perfecta para sintetizar la energía en vivo. Un disco cargado de éxitos.

El material se registró a lo largo de los shows del 14, 15 y 16 de junio de 1985 en el teatro porteño. En el grupo ya no estaba Gustavo Bazterrica y ocupó su lugar Gringui Herrera, amigo de la infancia de Andrés Calamaro y que participó en la composición de algunos de los temas de Los Abuelos de la Nada como “Tristeza de la ciudad” y “Así es el Calor”.

También se sumó como invitado Daniel Melingo, que había dejado la banda un año antes para dedicarse por completo a Los Twist junto a Pipo Cipolatti. Su participación quedó inmortalizada en su tema “Chalamán”.

Miguel Abuelo, Cachorro López, Calamaro y Polo Corbella deleitaron a sus fans con todos sus clásicos. Hubo lugar para dos temas nuevos: “Zig Zag” de la dupla Abuelo-López y “Costumbres argentinas”, que se transformaría en un clásico. En aquellas tres noches en el Ópera también estuvieron de invitados Alfredo Desiata, en saxo y Juan del Barrio, en teclados.

– El Teatro Ópera es un escenario muy importante para ustedes. ¿Cómo recordás tu participación en esos shows?

– Juan del Barrio: Fue muy divertido. Es uno de los recuerdos más lindos que tengo. Si me dieran la posibilidad de volver a uno de los recitales que estuve, sería en alguno de esos en el Ópera. Ellos habían grabado el disco Himno de mi corazón en Ibiza y le estaban dando un sonido más pop. Andrés (Calamaro) grabó muchos sintetizadores y cositas de la época. Para tocar en vivo quería estar más libre y me convocaron para sumarme. Fue un orgullo estar tocando junto a ellos a lo largo de un año.

– Después estuviste en la etapa del disco Cosas Mías

– Juan del Barrio: Esa fue otra etapa. Una nueva formación con músicos como Kubero Díaz y Chocolate Fogo, sobrino de Miguel Abuelo. Éramos una gran familia. Una etapa maravillosa, con un concepto de alegría, felicidad, y el sentimiento de libertad. Una música alegre, con muchos estilos como funk, rock, pop, reggae, y ahora pueden aparecer otras cosas.

– ¿Hablaron con otros exintegrantes del grupo para que participen de esta nueva experiencia?

– Gato Azul: Sí. Todo es posible. Hablé con Andrés Calamaro y está con un montón de cosas. No quiero agarrarme, pero están encantados de poder participar. En el Ópera vamos a tener sorpresas. Me dijo que le encantaría estar cuando pueda, tengo unas complicaciones y que le encantaría tocar. Los Abuelos funcionan de una forma especial, un día viene uno, otro día se suma otro músico. Cada uno tiene un mundo ya armado. El menos Abuelo, en tal caso, soy yo. Hasta Pappo fue un integrante de Los Abuelo de la Nada.

– Juan del Barrio: La sensación es esa. Como decía Miguel Abuelo: ‘el grupo era una entidad sostenida por sus integrantes’. Parece una obviedad pero en este momento toma un sentido mayor ante su ausencia.

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