Nora Lezano adelanta su muestra FAN: «Ya se agotó el rock para mí»

Su lente fue testigo de una etapa fundamental de la música nacional. Trabajó junto a grandes estrellas y en abril presenta su muestra FAN en el museo Palacio Dionisi.

ora atiende el teléfono con la alegría propia de quien no tiene compromisos con la prensa. Tiene una obra gigante que la respalda, pero hoy es dueña de la libertad de moverse por fuera aquello que la encasilló.

Más de 25 años de cobertura fotográfica de rock la situaron en un lugar privilegiado de espectadora activa. Formó parte de la tumultuosa década de 1990 y muchas de sus obras forman parte de la iconografía nacional.

Una porción de esas fotos se podrá ver en abril en el museo Palacio Dionisi, en la muestra titulada «FAN». Y si bien hoy su camino se bifurcó del devenir de la música, ella no reniega de su pasado y cuenta orgullosa anécdotas de aquella época a la que describe como «hermosa».

Arrancando por su presente, Nora revela que se encuentra terminando un libro llamado La hija de la suerte. Según cuenta «es una especie de autobiografía», de episodios de su vida que son «todos verdad aunque algunos están ficcionalizados».

A simple vista, uno puede imaginar algunas de esas escenas, así como también es imposible no tener curiosidad sobre la trastienda que envuelve cada una de las fotos icónicas que llevan su firma.

Por mencionar solo uno de los momentos en los que Lezano formó parte de esa camarilla musical, está el famoso salto de Charly García hacia la pileta de un hotel de Mendoza. Aquel hecho, que se transformaría en histórico para el rock nacional, cumplió el pasado martes 20 años. El músico se tiró desde el noveno piso mientras que Nora, junto a la fallecida María Gabriela Epumer, miraba televisión en el piso octavo del mismo hotel.

«Para mí no era ir a sacar la foto y volver a mi casa. Era un estilo de vida, era crear vínculos con toda esa gente. No solo con los músicos sino con los mánager y con todo el entorno del rock», dice. Y agrega que el desafío era mayor porque ella era «una chica de un colegio de monjas, hija única de papás conservadores» que se metió en «un mundo de libertades, de artistas y de drogas» que iba a mucha velocidad.

Consultada sobre aquellos vínculos que aún mantiene, Nora dice que Fito Paéz y Charly García siguen formando parte de su vida: «Con ellos nos seguimos viendo y hablando, pero en el ambiente también he tenido grandes amigos y grandes amores».

El detrás de escena

La fotógrafa se ve en condiciones de aclarar que la muestra «FAN» que llegará al Dionisi no es la misma que inauguró años atrás en Buenos Aires ya que por cuestiones de espacio debió reducir la cantidad de fotos. Además, aclara que no son solo del rock nacional sino que se abre a otras figuras nacionales como Abel Pintos e internacionales como Robert Plant.

Consultada sobre aquellas fotos sobre las que tiene un recuerdo especial, Nora no duda en nombra una de Charly que sirvió de tapa de la revista Rolling Stone en la que el astro del rock luce una remera que era de ella.

«Charly me pidió una remera que yo tenía puesta a la que le había pintado con aerosol las palabras ‘Kick me’ (patéame). Se la presté y finalmente se la puso para la sesión que luego fue la tapa de la revista en el año 2002». Ahora la remera está enmarcada y la fotógrafa la traerá a Córdoba como parte del corpus que conforma la muestra «FAN».

A determinada altura de la charla se hace inevitable preguntarle si tomar algunas de sus fotos significó un esfuerzo sobrehumano o le implicó pasar un mal rato.

En ese sentido, uno de los momentos que recuerda como más difíciles fue una sesión de prensa con los chicos de la Bersuit Vergarabat en pleno año 2000. Mientras el país estaba a punto de eclosionar, Nora tuvo su primer trabajo para una importante discográfica que constaba en hacerle una sesión a la banda de Gustavo Cordera que estaba en la cresta de la ola.

Allí, la fotógrafa pasó uno de sus peores momentos profesionales porque la banda se mostraba indomable y presa de sus excesos. Lezano no podía trabajar y terminó llorando. Instantes después, el líder del grupo fue a pedirle disculpas.

Con esa escena sobre la mesa, Nora intenta responder a una consigna: pensar con ojos de hoy alguna situación en la que ella haya sido vulnerada como mujer en épocas en las que cruzar los límites estaba permitido para muchos hombres.

«Yo tenía naturalizadas un montón de cosas. Siempre cuento una escena que viví con Robert Plant. Él estaba haciendo una prueba de sonido en Vélez y yo estaba junto a la consola de sonido. En un momento, él se baja del escenario y yo bajé la cámara porque le tenía terror. Y mientras él se acercaba yo pensaba que estaba viniendo a la consola para hablar de sonido, pero no», arranca diciendo la artista. Y completa la escena: «Mientras se me acercaba yo pensaba ´¡la puta madre, me va a cagar a pedo!´ y resulta que no, me agarró la cara y me dio un beso en la boca, se río y se fue».

Reflexionado sobre lo ocurrido, agrega: «Yo estuve chocha porque tenía naturalizadas ciertas cosas pero ahí hubo un abuso de poder porque yo era una fan y si bien para mí fue hermoso y no lo sentí como un abuso, podría no haber sido así, podría no haberme sentido cómoda». Para completar su idea, Nora asegura que la cosa hubiera cambiado si quien la hubiese besado a la fuerza era otra persona: «Por ejemplo si el que me besaba era el mánager de Robert Plant yo le hubiera dado una cachetada pero como fue él lo acepté y ahí está el poder del rock star«.

Ahora, con toda el agua que pasó debajo de ese puente, la fotógrafa cuenta que a Córdoba traerá una imagen que para ella tiene mucho valor. «Se trata de una foto de Robert Plan en la que él está sacándome una foto a mí. Durante una conferencia de prensa él estaba con una cámara analógica y me enfocó, entonces yo le propuse que nos sacáramos una foto los dos a la vez. Yo no tengo la que él me sacó, pero sí la que yo le saqué», cuenta.

Todo cambia

Sobre el final, Nora advierte que hoy su brújula es el deseo y que eso la fue llevando a hacer otras fotos que no son de rock. Consultada sobre si hubo una señal que le dijera «hasta acá llegué», la artista piensa un rato y advierte algunas variables entre las cuales está la tristeza por la muerte de Gustavo Cerati.

Sobre eso explica: «Las fotos en los recitales fue lo primero que dejé de hacer porque era mucha energía y yo me sentía cansada. Otro factor fue la muerte de Cerati, que marcó un antes y un después para mí, a lo mejor fue inconsciente».

Y luego agrega que para ella lo que se cerró fue una etapa de «mucha velocidad, energía, amor y desamor». Y cierra la idea contundente: «Ya se agotó el rock para mí».

Indagando en sus gustos actuales, Nora muestra un desinterés por los nuevos discursos fotográficos y un agotamiento por el mundo que habita las redes sociales: «Estoy alejada de las imágenes que muestran las redes. Me fui en enero y cerré mis cuentas de Facebook e Instagram y recién las vuelvo a abrir en marzo. Celebro la inmediatez y lo simultaneo pero a mí eso me agota».

Por último, consultada sobre el poder que tiene la imagen hoy en día y sobre el uso y abuso de ciertas herramientas, la artista dice que «todo lo que sume es bienvenido» pero advierte que «a la larga si todos ponen el mismo filtro no hay identidad, todas las fotos son iguales».

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