A 10 años de Las Bandas Eternas: Un sueño inextinguible

l miércoles se cumplirá el 10° aniversario de Las Bandas Eternas, el concierto que Luis Alberto Spinetta ofreció el viernes 4 de diciembre de 2009 en Vélez Sársfield, en el que reunió a todos los proyectos que fundó en su mágica e imprevisible carrera.

Por entonces, nada hacía presagiar que el Spinetta hermético de aquel tiempo aceptara revisar su pasado de modo tan exhaustivo. Nada hacía presagiar que el artista que siempre pregonó eso de “mañana es mejor” se subiera al tren de los regresos y los (auto) homenajes. Y nada hacía presagiar que el Spinetta vanguardista y sugerente de los últimos tiempos llenara un estadio.

Pero todo sucedió ese viernes a la noche en Vélez, a pocos meses de que un pequeño productor convenciera al prócer de que su obra es un bien social de valor incalculable, que debía ser revisada al detalle y con los socios que lo acompañaron en cada tiempo.

Así fue que se animó esa idea alucinante de reunir en una misma noche a Invisible, Pescado Rabioso y Almendra.

El rapero Valentino Spinetta, tecer hijo del Flaco, tiró algo de flow en el concierto. (Télam)

Sí, a Invisible, Pescado Rabioso y Almendra. Y no sólo pasó eso en la noche de Las Bandas Eternas, también hubo una versión de Los Socios del Desierto (con Javier Malosetti en batería reemplazando al fallecido Daniel Wirtz), retazos de Spinetta Jade (con reivindicaciones de sus tecladistas clave) y reconstrucciones de páginas solistas.

Más todavía, el presente de entonces (y la proyección hacia Un mañana) se defendió con la actual banda y el homenajeado se permitió interpretar una buena cantidad de canciones de terceros.

Algunos de ellos, estelares por cierto, fueron mimados por Luis en el mismo escenario, y en este orden: Fito Páez (Las cosas tienen movimiento del rosarino, y Asilo en tu corazón de autoría conjunta), Gustavo Cerati (Té para tres de Soda y Bajan de Artaud) y Charly García (Filosofía barata y zapatos de goma del bicolor y Rezo por vos firmada por ambos).

Toda esa proeza retrospectiva demandó de cinco horas de una noche de ensueño en el estadio Amalfitani, que no se hubieran sucedido sin una movida conmovedora de Pablo Mangone, el “pequeño productor” mencionado arriba.

Hombre fuerte en el rubro “venta de instrumentos”, Mangone fue quien le sugirió a Spinetta reunir a sus bandas, alertado de que el prócer vivía “un mal momento”.

“Se lo propuse el 24 de diciembre de 2008”, precisó Mangone ante la consulta de VOS.

“Lo fui a ver para decírselo, pensando que me iba a dar un abrazo riéndose y despidiéndome con un ‘Feliz Navidad’. Pero me dijo ‘bueno, lo vemos’. Que Luis te diga eso, ‘bueno, lo vemos’, era increíble, porque  si a alguien no le gustaba mirar hacia atrás, ése era él. Me fui como si hubiera logrado algo importante”, añadió.

Mangone había tomado esa iniciativa porque Luis había pasado por su negocio para hablarle sobre algo que no estaba bien. “Era un mal momento de Luis –redondeó el empresario-. Me confesó lo que estaba atravesando y  me pareció una injusticia  enorme. Me quedé shockeado, pero tuve un margen de reacción para mirar cosas y darme cuenta de que faltaba poco para que se cumplieran 40 años de su primer disco, que fue con Almendra, y sus 60 de edad”.

“Luis no sólo tenía fans incondicionales sino que sus pares también detentaban esa condición. Cualquier artista con el que hables tiene fascinación por Spinetta. Entonces, pensé: ‘Si lo queremos tanto tenemos que decírselo’. Había que juntarse para demostrarle lo que él no sentía o no podía percibir por ese mal momento que atravesaba”, completó Mangone, cuyo vínculo con Spinetta fue creciendo en el contexto de guitarras y equipos.

“Nuestro acercamiento se da por los instrumentos, no por la producción. Él usaba unas guitarras que yo representaba. Yo trabajaba en Estados Unidos con esa marca, y después la representé acá. Tengo mucho amor por los instrumentos. Venía por ese lado la relación. Nos divertíamos mucho con Luis. El día a día en el negocio nos fue acercando”, reveló.

Spinetta invitó a Charly García para Las Bandas Eternas. Así, devolvió gentelizas por haber participado de «El concierto subacuático», también realizado en Vélez. (Télam)

Independiente 

Las Bandas Eternas fue una gran puesta independiente, en una época en la que los grandes del entretenimiento argentino se disputaban estadios y venues. De hecho, ese mismo 4 de diciembre AC/DC ofreció un segundo show en River de una serie explosiva.  “Yo había trabajado en producción. Lo había hecho afuera, incluso. Pero lo de Las Bandas Eternas no tenía la intención de reabrir mi experiencia en el rubro, porque el pacto con Luis era que realizáramos algo que empezaba y terminaba el mismo día de su concreción”, señaló Mangone.

–¿Tuviste alguna incidencia en el guion del espectáculo?

–No. Si bien charlábamos con Luis sobre el show, todas las decisiones pasaban por él. Los temas, los artistas. La idea de que sea cronológicamente inverso sí surgió de charlas e intercambios, pero todo lo demás lo decidió Luis.

–La carrera de Luis tuvo una lógica de acción y reacción por lo que se hace difícil estancarse en una etapa a la hora de las preferencias. Más allá de eso te pregunto: ¿cuál fue tu banda eterna?

–Lo imprevisible, eso de que nunca sabías qué curso tomaría con su carrera, es algo que pintó a Luis en otros aspectos de su vida. Siempre tenía una salida alternativa para todo. La verdad es que no tengo una banda eterna preferida. En el caso de su obra, todo depende en qué momento de tu vida te agarró y en qué términos. Esa noche en Vélez había gente que estaba reviviendo eso, cómo cada música había repercutido en un momento irrepetible de su vida, dependiendo de la edad o de lo que le pasó cuando descubrió a Pescado o a Invisible. Toda la obra de Luis es magnífica y a cada uno le pega según cómo creció.  Yo tengo 46 años y, hasta el momento de Las Bandas Eternas, a Luis sólo lo había visto como solista.

–¿Qué actitud tomaste esa noche?

–Dentro de lo posible, traté de vivir al concierto como espectador. Siempre tuve mi silla en la platea, pero iba y venía. A fin de cuentas, hice lo que hicieron todos: ninguno se quería quedar en camarines, todos querían ver qué pasaba en el escenario.

–¿Cómo te atraviesa el 10° aniversario de Las Bandas Eternas? 

–Para ser honesto, al show lo tengo como algo atemporal. Todos los 4 de diciembre me pasa lo mismo, no puedo creer que pase el tiempo, es algo que me asombra. Porque escucho los primeros golpes de batería (porque el show  empezó así, con introducción de batería Mi elemento) y es como si lo estuviera sonando ahora mismo. Sinceramente, no tengo colocado a Las Bandas Eternas en una línea de tiempo. Cuando reviso el concierto, la mente se va y me pasa eso. Y ojalá me siga pasando por siempre.

Spinetta, a punto de recibir un «abrazo de oso» por parte de Gustavo Cerati. La música argentina los extraña a ambos. (Télam)

El legado

Spinetta y Las Bandas Eternas fue documentado en un box set lujoso, impulsado por el mismo Spinetta y Mangone. La edición original fue de tres CD’s y otros tantos DVD’s, pero a los pocos años hubo otra alternativa de tres CD’s con distribución de la empresa argentina DBN.

La más reciente, ya con Spinetta fallecido, retoma la versión original y la empodera con un cuadernillo de anotaciones. El gran detalle en este caso fue que el sello editor pasó a ser Sony Music.

Pero en nuestra plaza, la cordobesa, el producto cultural relacionado a Las Bandas Eternas es el libro El concierto del aire, firmado por el cordobés Lucas Fernández, conductor de Mama Rock (Radio Nacional).

Ese opúsculo ofrece un fundamento para el Spinetta revisionista, al tiempo que reconstruye la trastienda de aquel concierto con testimonios clave.

“El libro nace de la cantidad de entrevistas que tenía ya realizadas para Mama Rock; sobre todo, a los miembros de Almendra, Pescado e Invisible”, reveló Fernández a pedido de VOS.

“A ellos los había entrevistado antes del concierto, porque yo lo iba a cubrir. Luego llegué a Miguel (Dente, autor dela guía spinetteana Tícher de luz) y lo saqué al aire por su colección. Quedamos en contacto y, un buen día, lo puse al tanto de la disponibilidad de este material. Se lo ofrecí sin ningún compromiso y él, agradecido, me dijo ‘¿no querés que escribamos un libro juntos?’”, añadió el periodista, quien a su vez admite que el proyecto tuvo sus altibajos.

“Es que a la familia (de Spinetta) no le sentaban los homenajes y nos dispersamos un poco. Pero cuando lo reactivamos, fui por todo y laburé fino para conseguir testimonios de tipos que nadie supo que estuvieron en la cocina pero que fueron importantes. Todos los contactos fueron entre telefónicas y cara a cara, a excepción de Fito y Calamaro que me respondieron por correo. Y de Cerati, de quien levanté un audio de la Rock & Pop”, remata Fernández, cuyo valor agregado documental consiste en haber reproducido en el libro lo que Spinetta dijo entre tema y tema.

Spinetta junto a Fito Páez, Claudio Cardone y Juan Carlos «Mono» Fontana, tres de sus socios eternos. (Télam)

“Grabé todo con un micro condensador y pude transcribir sus parlamentos, que en las ediciones discográficas fueron cortadas por él”, cerró.

Por supuesto, Las Bandas Eternas fue un acontecimiento cultural que también desveló a Jorge Kasparian, conductor del programa radiofónico La Biblia Spinetteana y autor del libro de entrevistas Luisito.

“Para mí fueron todos ‘jamases’. Jamás me imaginé cinco horas, jamás me imaginé 52 canciones, jamás imaginé que vería a Invisible en vivo, jamás soñé que la voz del Flaco estuviera bien de punta a punta. Las Bandas Eternas fue el corolario de mi vida rockera y, una vez finalizado el concierto, sólo atiné a decir ‘¿Qué sigue después de esto?’”, confiesa Kasparián.

“Fue un sueño total –amplía-, porque en el interior del país no sabíamos de qué se trataba. Se sospechaba que se podían juntar Almendra y Pescado pero jamás que Invisible volvería a sonar ni que habría diferentes sets de Jade. Fue un hecho que agiganta su mito a medida que pasa el tiempo”.

“Con las Bandas Eternas pasará lo que pasó siempre con la obra de Spinetta: el tiempo ofrecerá una perspectiva alucinante y se valorará hasta el orden de los temas. Fue muy impresionante lo que pasó y da testimonio incluso de los últimos pasos de músicos como Gustavo Cerati , Diego Rapoport y Beto Satragni. Me estremece Las Bandas Eternas”, cerró Kasparian.

Spinetta, en los primeros minutos de Las Bandas Eternas, aún con el saquito puesto. (Gentileza Hernán Dardick)

Una charla eterna/ Datos útiles

El miércoles, a las 20 y en Mercado de Alberdi (avenida Costanera y Mendoza), se ofrecerá una charla para reconstruir el concierto de Las Bandas Eternas. La ofrecerán Jorge Kasparian, Lucas Fernández y Hernán Dardick, el fotógrafo de escenario de aquel mítico espectáculo. Entrada libre y gratuita.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *