Iván Noble: shows en streaming, su próximo disco y la relación con su hijo

Iván Noble se amigó con el streaming para sortear los tiempos de confinamiento que obligan a los artistas a tomar distancia de los escenarios por un tiempo prolongado. Desde su casa y frente al piano, armó una propuesta musical que incluye sus canciones solistas, los temas que hizo con los Caballeros de la Quema y algunos covers que seleccionó cuidadosamente. El sábado 18 de julio realizará el segundo show y antes del concierto habló con La Viola.

La cita está planeada para las 22.30. En el primer recital online hizo versiones de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, con quien grabó «Otro Jueves Cobarde» en el 2000. Ahora, se aventuró a contar que interpretará temas de sus colegas del rock nacional. A pesar de que lo emociona tocar por streaming, revela que se pone nervioso y que es como «debutar de nuevo 30 años después».

Asegura que lo que más extraña de la normalidad son «las sobremesas ebrias con amigos» y lamenta no tener una mirada positiva sobre el cambio social que pueda generar la pandemia en la sociedad. «La gente solidaria seguirá siéndolo, los generosos seguirán siéndolo, pero los cretinos y los cínicos también seguirán siendo cretinos y cínicos».

Además, cuenta que en estos meses de cuarentena compuso más que en los últimos tres años por lo que ya tienen nuevas canciones para un próximo disco.

Ivan Noble presentará su segundo show por streaming el próximo sábado 18 de julio (Foto: Instagram @ivannoble
Ivan Noble presentará su segundo show por streaming el próximo sábado 18 de julio (Foto: Instagram @ivannoble

– Que extraño debe ser para los músicos tocar solos, lejos del público y mirando una pantalla…

– Es probablemente la situación menos deseada, la más lejana a la esencia de nuestro oficio: la mirada y el oído ajeno, la eterna ( y peligrosa) búsqueda del aplauso. Pero es lo que hay, la única verdad es la realidad y la realidad es que nadie sabe cuándo podremos volver a los escenarios de carne y hueso. El streaming es un nuevo hábitat que hay que ocupar de la manera más elegante y cálida posible.

– ¿Te pone nervioso la cuestión técnica de armar un streaming?

– Me pone nervioso, sí. La sensación es de orfandad, de debutar de nuevo 30 años después. Cuando uno creía que conocía casi todos los rincones del oficio, resulta que hay que aprender a nadar aguas nuevas. Pero lo bueno es que te obliga a tocar muy concentrado y buscando la emoción desde el minuto uno. Eso es lo que, sospecho, la gente más valora en este tipo de shows: la complicidad, la emoción de las canciones “a pelo”.

– ¿Qué es lo que más extrañás de tocar ?

-Lo que más extraño de tocar es tener a quién mirar cuando canto, la referencia humana. La gente es muy generosa en los streamings, pero los emojis de aplausitos y corazones no reemplazan a un teatro coreando.

– Tu último disco fue un homenaje a referentes femeninas de la música. ¿Ahora? ¿Invita a componer la cuarentena?

– Afortunadamente la vida indoor me disciplinó bastante. En estos cuatro meses compuse más que en los últimos tres años. En breve seguramente haya un nuevo single sonando. Además, en momentos como estos, donde la sensación es de ruptura, de irrealidad, también pasa que uno se termina de dar permisos.

– ¿Eso que significa?

– Que voy a hacer un disco de canciones muy chiquitas, de apenas tres minutos, llenas de pianos, con melodías íntimas y sin ningún tipo de pretensión radiable. Haikus. ¿A quién le importa si una canción “tiene estribillo ganchero” cuando el planeta se cae a pedazos?

– ¿Cómo llevás la paternidad en cuarentena con un hijo adolescente?

-Ser padre en cuarentena es llevar el desayuno a la cama a un tipo cada vez más largo, que duerme vestido y ya tiene sombra de bigote. Es espiar si prendió la cámara para “ir al cole”. Es tratar de que durante el día esboce más de siete monosílabos. En fin…la adolescencia precoz y las pandemias son un “maridaje” bastante desolador. Pero acá estamos, tratando de aprender a ser padres en esta época algorítmica, digital en la que los «cincuentennials» somos analfabetos para más cosas de las que quisiéramos.

-Benito, tu hijo, ya es grande. ¿Se copan con tener una canción propia?

-Benito escucha trap y hip hop todo el día. Desde hace un par de semanas le insisto para que baje en la compu de mi estudio un programa para que grabemos cosas juntos, le dije “dale, armate un loop de los que te gustan y yo toco algo encima. Después hacemos una letra juntos y la canto si querés”.

– ¿Qué te contesta?

– Me mira con una sonrisa piadosa, como si lo estuviese invitando a jugar al dominó en la plaza. En fin, ya nos encontraremos en la música. Yo ya aprendí a disfrutar cosas de Duki, de Ysy A. Ahora falta que él disfrute a Manal y a Leonard Cohen. ¡Presentaremos batalla!

-¿Le contaste alguna vez qué compusiste «Olivia» pensando en él como una nena, antes de saber que era varón?

– Sí, le conté. Y en el último Teatro Opera hice en los bises su canción, la gente lo había visto dando vueltas y pidió que se la dedique personalmente. Lo llamé desde el escenario, pensando que estaba en la platea. Nunca apareció.

– ¿Dónde estaba?

– Estaba en el camarín jugando al «Critical Ops» o algo así en el celular, me dijo “me daba paja, pá”.

– Pero insistís en compartir de todas maneras..

– En el show por streaming que hice en casa le pregunté si me ayudaba, si podía tocar el cajón peruano en dos canciones, porque toca muy bien. Me contestó “si no se me ven, sí”. Pero bueno, me gusta en el fondo que no tenga ningún deseo de “aparecer”. Supongo que bastante tiene con sus padres en ese sentido. Creo que habla bien de él y de su personalidad.

– ¿Qué es lo que más extrañas de la «normalidad»?

– Las sobremesas abrías con amigos.

-¿Crees que de esto salimos mejores?

– No lo creo, creo que la gente solidaria seguirá siéndolo, los generosos seguirán siéndolo, pero los cretinos y los cínicos también seguirán siendo cretinos y cínicos. Lamento tener esta mirada del asunto pero muchas de las cosas que pasaron en este tiempo me hacen pensar de esta manera.

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