La maldición de Los Socios del Desierto, la banda más subestimada de Luis Alberto Spinetta

Un parto es poco. Los Socios del Desierto fueron, para Luis Alberto Spinetta, un especie de ejercicio sobre la humillación de un artista célebre. Impensado: nadie quería publicar su primer disco. Un tiempo largo estuvo para lograr que editaran el primero de los dos álbumes de estudio que firmaría la banda.

Las discográficas podían prescindir de Spinetta. Así de duro como suena. El argumento de la época -¡cuándo no en este bendito país!- era una crisis financiera a la que se conoció como Efecto Tequila. Año 1994, el mismo en el que se habían formado Los Socios del Desierto. Falta de reservas internacionales, devaluación de monedas locales y en nuestro país, Menem con sus reformas estructurales.

Las compañías discográficas, por esos días, estaban interesadas en grupos pop como Ace of Base. Había que ser un poco sucio y desprolijo, así que también garpaba el caos de Nirvana, Pearl Jam o Soundgarden. Luis Alberto Spinetta no sonaba grunge ni latino. Selena, Maná y Gloria Trevi formaban parte de la epidemia radial del momento y el Flaco no tenía eso de «te quiero, te necesito, te extraño…». Faltaba melodrama y cursilería en su repertorio.

El padre de Almendra andaba con un nuevo proyecto artístico y para los sellos era como si nada. Formato de power-trío, temas poderosos, frescos y flamantes, canciones que, curiosamente, sólo gracias al vivo empezábamos a conocer y cantar sin que hubiera testimonio físico del material.

El comunicado del Flaco Spinetta

Esto llevó a que el músico más emblemático del rock nacional se despachara con un comunicado cuyo título podría haber sido más clickbaitero que «El disco y el tiempo». Pero bueno, fiel a su estilo Spinetta dijo lo siguiente:

«Mi vida creativa y la llama rebelde y artística que siempre me guió no sufrirá merma alguna de no publicarse éste, mi último trabajo. Tarde o temprano algún sello reclamará mi obra y aceptará mis exigencias. Eso me fortalece. Quizá mis discos se hayan vendido de a poco, y sin un boom de ventas, pero han vendido constantemente desde siempre, hasta convertirse en material de catálogo o colección».

Una maravilla del buen gusto y el reclamo libre de súplica, la cosa siguió así: «Hoy, desestimando todo excepto el poder de venta inmediata de un artista, estos sellos ofrecen propuestas para publicar a Spinetta, aunque gasten enormes sumas en producir música para tarados que no sólo no venden de inmediato sino que jamás venderán».

«Spinetta vende siempre -continuó en modo maradoneano- y siempre vendió así. ¿Dónde están los Discos de Oro que nunca me entregaron? Señores: no me constituiré en empresa, ya que se contradice con mi filosofía de vida; ni siquiera consideraré las intenciones que se esconden en su mediocre propuesta, que es la misma que han tenido para con todos los artistas verdaderos. Con esto quiero aclarar, a mis fans y al público en general, que nada me gustaría más que este álbum lleno de canciones nuevas llegue a sus manos tal cual lo concebí y al precio correcto».

Y remató con una aclaración: «Los sellos consideran que un disco doble es demasiado caro para ser vendido masivamente, pero la verdad es que vendiéndolo a un precio muy razonable, aun así se obtendría mucho dinero para todos. Para ello buscaré opciones alternativas y seguiré con nuevos trabajos sin cesar; no se olviden de que soy el artista de las autovedas. Ja»

La música de una película

En 1994 Spinetta arrancó siendo tentado para un proyecto improbable que era hacer la música de la película más surrealista de nuestra historia: Fuego Gris, dirigida por Pablo César, el discípulo más aplicado de Jorge Polaco.

Ese delirio fílmico -que mereció un libro reciente, Tu cabeza va a estallar, la historia de Fuego gris, de Jorge Kasparian) pasó por los cines con menos gloria que pena, aunque dejó un álbum hermoso y arrinconado por su propio autor. Por razones que se desconocen, Spinetta nunca lo presentó en vivo.

El disco de vinilo era lo de muchos en ese entonces, hasta que el Flaco obligó a ir detrás de la tecnología con Fuego Gris, publicado sólo en CD. Tener una bandeja Talent más un reproductor de cassettes te dejaba afuera.

En la calle Libertad conseguimos una compactera chiquita, el popular «discman». Después caminamos hasta Corrientes y compramos lo más reciente de Spinetta, una banda de sonido que nos empujaba hacia adelante en el consumo («Mañana es mejor»).

Interesante pensar que si el vinilo logró representar a una generación gracias a la rara existencia del álbum Artaud -a su tapa y su contenido-, con Fuego Gris, publicado sólo en CD, el Flaco obligaba otra vez desde la forma (y el fondo).

Un nuevo trío

Enseguida, casi sin que nadie se enterara, llegaría otra iniciativa medio under para el propio Luis Alberto. Esto ocurrió 30 años atrás, en 1994. Sin duda un año extraño para el músico emblema. Mientras la película era menos que un secreto a voces, ya estaba en marcha su regreso con nombre de banda, un proyecto llamado Los Socios del Desierto.

Significaba otro eslabón de su prestigiosa obra. Un power-trío hecho y derecho. La noticia, sin embargo, no despertó ningún interés inicial entre las compañías discográficas.

Spinetta y Los Socios del Desierto, con Daniel "Tuerto" Wirtz (batería) y Marcelo Torres (bajo). Foto de prensa

Spinetta y Los Socios del Desierto, con Daniel «Tuerto» Wirtz (batería) y Marcelo Torres (bajo). Foto de prensa

Lo integraban Daniel «Tuerto» Wirtz (batería) y Marcelo Torres (bajo). Fue una de las primeras veces que los temas se conocieron al revés: en vivo antes que grabados. Spinetta y Los Socios del Desierto resultaron elegidos como «Mejor show del año» por un recital en el Teatro Opera.

Además, en marzo de 1996 dieron un show gratis en el Velódromo, «una vieja deuda con el público: tocar gratis y al aire libre, en los bosques de Palermo», dijo el Flaco.

Y el 22 de septiembre juntaron 50 mil personas en Parque Chacabuco, para el cierre de la II Bienal Joven. Increíble, la banda de Spinetta ninguneada por las discográficas, era una de las más convocantes.

Otro detalle: con Los Socios, Spinetta volvió a cantar en inglés luego del fallido Only Love Can Sustain, donde más que un disco de Spinetta parecía un long play de Gloria Gaynor.

Jorge Kasparian, autor del libro Luisito, lo dice bien: “Una cosa es escuchar a Spinetta cantando Nasty People, de Los Socios del Desierto, y otra cosa muy distinta, es escucharlo en Only Love…

Con el paso del tiempo, Los Socios fue quedando como un accesorio olvidado. Tuvieron que pasar más de dos años de éxito de público hasta que apareciera la primera grabación formal de la banda.

Un debut demorado

El álbum (doble y homónimo) finalmente terminó ganando la batalla cultural. Se publicó vía Sony Music. Lo lanzaron el 30 de abril de 1997 y tiene glorias aún desconocidas para la inmensa mayoríaCuenta en el sol, Jardín de gente, Holanda, Cheques, Bosnia.

Luis Alberto Spinetta en la conferencia de prensa con Los Socios del Desierto en el Hard Rock Café, cuando finalmente lanzó su disco debut. Foto: YouTube.

Luis Alberto Spinetta en la conferencia de prensa con Los Socios del Desierto en el Hard Rock Café, cuando finalmente lanzó su disco debut. Foto: YouTube.

Todo el morbo alrededor de su edición hizo que el exuberante nicho spinetteano agotara la tirada. La crítica entró en celo: Clarín le puso alfombra roja diciendo «el mejor disco de rock nacional en lo que va de los ’90». La revista Rolling Stone lo consideró una «cumbre» creativa, «uno de los trabajos más importantes del rock argentino de los últimos veinte años».

Antes de dejar de existir, la última banda de Spinetta firmó un segundo álbum con el nombre de Los Socios del Desierto. Segundo y último de estudio. Los Ojos se editó un año más tarde, en 1999. No merece más que una mención de empadronamiento.​

También figuran en los créditos de la banda San Cristóforo, grabado en vivo en 1998, y Estrelicia MTV Unplugged (acreditado a Spinetta como solista pero con la mayoría de los temas interpretados por Los Socios del Desierto).

El disco unplugged de Spinetta, "Estrelicia", con la mayoría de los temas tocados junto a Los Socios del Desierto

El disco unplugged de Spinetta, «Estrelicia», con la mayoría de los temas tocados junto a Los Socios del Desierto

Una banda eterna

Las Bandas Eternas fue la última efeméride de Spinetta. El mítico recital en Vélez de 2009. Lo que viene de ahora en más serán secuelas y remakes. Spinetta reunió a Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade y Los Socios del Desierto.

Bandas Eternas: en 2009 Spinetta dio un concierto que repasó 40 años de música.

Bandas Eternas: en 2009 Spinetta dio un concierto que repasó 40 años de música.

Además fueron de la partida, Charly García, Fito Páez, Gustavo Cerati, Ricardo Mollo, Juanse. El bajista Javier Malosetti inauguró el mini-set de «estrellas invitadas» y después tocó como baterista en Los Socios del Desierto, dado que el Tuerto Wirzt había fallecido poco antes.

Fuente: Clarín

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