No Te Va Gustar renovó el romance con el público argentino
En la jerga del rock se dice que la fiesta en un recital se hace de abajo hacia arriba, o sea que el público le marca el ritmo a los músicos que se encuentran sobre el escenario y algo de eso hay, pero en esta comunión, este pacto tácito entre uruguayos y argentinos, no hay quien mande. Porque durante dos horas y media, la banda vecina que enamoró a los locales hace ya más de veinte años, no dio tiempo ni siquiera a pedir un tema. Un hit tras otro se sucedieron ante un estadio Luna Park repleto y con un público al que no le importó que el reloj fuera descontando las horas para que comience una nueva semana plagada de rutina. No hay tristeza de domingo que opaque el reencuentro de No Te Va Gustar (NTVG) con su gente.
Ya desde temprano, el mítico recinto porteño ubicado donde muere la Avenida Corrientes comenzó a llenarse de gente, sobre todo de parejas y grupos de amigos que ya pasaron la barrera de los treinta. Mientras que en los bares cercanos, algunos hacían tiempo mirando el partido despedida de Juan Román Riquelme en la Bombonera, otros aprovechaban para comprar algo de merchandising e ir poniéndose en onda recitalera.
Después de presentar oficialmente Luz, su más reciente álbum, durante octubre del último año en el Hipódromo de Palermo, los uruguayos volvieron a citar a sus fanáticos en este espacio más intimista que permite ese halo de cercanía y complicidad. Lo conocen bien, ya estuvieron otras veces.
Con un ingreso ordenado y un show que comenzó a horario, arrancaron a sonar los acordes de “Y el mundo me comió a mí”, seguidos de “Cero a la izquierda”, “Al vacío” y “A las nueve”, para abrir la cuarta noche de la banda bien arriba y dejar en claro desde el principio que no habría mucho tiempo para el descanso.
Fueron dos horas y media de show en el que casi no faltaron hits por recorrer (Foto: Agustín Dusserre)
Cuatro jornadas consecutivas con entradas agotadas, en las que la nostalgia tomaría todo el protagonismo con un cancionero clásico de esos que el espectador siempre agradece. “Hay temas que tuvimos que volver a ensayar porque hace años que no tocábamos”, habían anticipado unos días antes y así lo ejecutaron a lo largo de las fechas.
Desde el campo empieza a crecer el cántico de feliz cumpleaños y va cobrando cada vez más fuerzas hasta que todo el estadio lo corea. Se prenden las luces, una marea humana compuesta por más de 8 mil personas hace palmas y se suma al saludo. “Cumplimos 29 años de carrera”, reafirma Emiliano Brancciari, líder de la banda, voz y guitarra. “Es decir que el año que viene estaríamos llegando a los 30. Por eso, queremos comunicarles la primicia de que el próximo 6 de abril vamos a celebrarlo tocando en Vélez y esperamos que nos acompañen“.
“Memorias del olvido”, “Ese maldito momento” y “No necesito nada”, le dieron paso al momento más emotivo de la noche, en el que se prendieron las cámaras de los celulares y se cayeron algunas lágrimas. El listado de temas incluyó canciones de todos sus discos, desde Solo de noche, en 1999 hasta una canción que acaban de estrenar: “Yo sabré qué hacer”, en la que colaboró el grupo español Vetusta Morla y que lanzaron con un video realizado con inteligencia artificial. “Se los dejamos, ojalá les guste”, propuso Brancciari.
“No puedo conseguir, cambiar ni corregir, lo que me corre en las venas. Corazón, hoy no dejes de latir”, reza el tema “Chau” y en la voz de Zoe Gotusso, la invitada para darle la voz femenina al tema que la banda grabó junto a Julieta Venegas suena con una dosis de ternura que le aporta más dolor a un tema de desamor que ya se convirtió en un clásico de la banda conformada por Martín Gil (trompeta), Denis Ramos (trombón), Mauricio Ortíz (saxo), Guzmán Silveira (bajo y coros), Diego Bartaburu (batería), Pablo Coniberti (guitarra y coros) y Francisco Nasser (teclados).
Zoe Gotusso, una de las invitadas de la noche, le aportó su impronta a «Chau» (Foto: Agustín Dusserre)
Antes habían pasado más invitados, como sucedió a lo largo de la noche: con Sebastián Teysera de La Vela Puerca tocaron el cover “Zafar” y con Néstor y Agustín Azubel de Nonpalidece y Dinamita Pereda le dieron vida a “Verte Reír”, en un segmento un poco más reggae. Con “Clara”, aprovecharon a ponerle más fuerza a sus característicos vientos y darle esa impronta rioplatense que es su sello indiscutido.
No faltaron, como siempre, guiños locales muy festejados por todos como una porción de “Todo un palo” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; “Mañana en el Abasto” de Sumo y una referencia a Rodrigo Bueno con “Cómo le digo”, durante el fin de semana en el que se cumplieron 23 años de su partida. “Como es la última noche vamos a tocar algunos temas más. Unos cuatro o tal vez cinco”, anunció Emiliano desde el escenario cuando ya promediaban treinta canciones, dos horas y cuarto de show, y ya nadie quiso mirar el reloj, entregados a la experiencia.
“No hay dolor”, “Más mejor”, “Cómo brillaba tu alma”, “El camino” y para cerrar, ahora sí ya sin retorno: “No era cierto”. “Creí que estaba solo y no era cierto, si tengo con quien quedarme a festejar”, repite el estribillo y llegó el momento del saludo final: “Gracias por todo Buenos Aires. Nos vemos en abril”, labrando así el retiro y sabiendo que no es un hasta siempre, sino como ya se convirtió en costumbre, un hasta pronto.
Fueron cuatro Luna Park con entradas agotadas para renovar el romance de la banda uruguaya con Argentina (Foto: Agustín Dusserre)
Fuente: INFOBAE.