Fito Páez y la cuarentena: «Por primera vez adhiero a algo que es políticamente correcto»

«La redención es importante, siempre hay una segunda oportunidad, un renacer, un resucitar. Eso está en mí y lo quiero transmitir. Es una opción que hay que aprovechar. Porque muchas personas no tienen esa posibilidad, entonces si uno la tiene hay que aprovecharla, porque es hermosa. No todo está perdido, sería el mensaje. De esa redención hablo en el disco».

¿Y vos cuántas veces te moriste ya?

Ja, ja, muchas. «A mi propio entierro fui solo y llorando. Hice un nudo del pañuelo, pero me olvidé después que no era la única vez y seguí cantando». ¡María Elena Walsh! Es un texto muy hermoso. Y de eso se trata. De sentirlo y transmitirlo. El amor después del amor también tenía que ver con eso. Te diría que casi todo lo que he hecho está ligado a la idea de una redención, de la posibilidad de una salvación… en vida, por supuesto. Para la eternidad ya tendremos tiempo. Ahora, después de tantos tropezones en la vida, de tantos inconvenientes que hay aquí y allá, lo que queremos es ver si podemos retomar el camino y volver a sentir lo hermoso que es estar en este mundo.

Fito Páez murió y resucitó muchas veces. Murió aquel mediodía del 7 de noviembre de 1986, cuando asesinaron a su abuela y a su tía abuela en Rosario, mientras él acariciaba el cielo con las manos en Rio de Janeiro, disfrutando de la popularidad que allí le había dado un tal Caetano Veloso al grabar la versión en portugués de su «Rumba del piano».

Murió también aquel día de 1990 en el que, cansado de tener un cajón de manzanas como mesita de luz y sin dinero para pagar el alquiler del departamento, dijo públicamente que se iba del país, que no aguantaba más.

Hubo un Fito que murió en 1992, después de grabar El amor después del amor , el disco más vendido en la historia del rock argentino. Y también uno que murió de amor verdadero, una y otra vez.

«Y entonces empezamos a nacer otra vez, otra vez y otra vez. La vida es un mar de sombras y luces y aparecen las señales del amor que te hacen resucitar», canta Páez en uno de los temas de su nuevo álbum, La conquista del espacio , un disco que se acomoda con elegancia entre lo más inspirado de su abultada discografía.

A los 57 años, Páez ha vuelto a resucitar. En más de un sentido. Porque en ese estadio se lo ha visto en los últimos años, enfocado y convencido de que lo suyo es hacer obra y qué importa el qué dirán, sea componiendo canciones, escribiendo novelas, filmando películas, cantando junto a Santiago Motorizado, Lali Espósito o Hernán «Mala Fama» Coronel, grabando en plan biográfico una serie de charlas con Charly García, revisitando sin nostalgia parte de su legado musical, debutando con brillo propio en el festival folclórico de Cosquín o conquistando a toda una nueva generación de fans en el Lollapalooza. «El concepto del arte de tapa del disco va por ahí. La máquina de escribir es la máquina de producir. Hacer obra, estudiar, generar, de eso se trata. La obra no se instala solo con las revoluciones políticas, la obra amerita una trascendencia en el estudio, en la aplicación espiritual a todo eso. Porque podés tener muchos postulados, pero si no tenés obra, no tenés nada. La obra que acompaña a la vida política, que es lo que nos interesa a todas las personas del mundo, es todo. Vos sos tu obra, tu política es tu obra y eso es muy importante», dirá Páez para completar el cuadro, en una entrevista única por varios motivos. Pero vayamos desde el principio.

Fito Páez en la tapa de la edición de abril de Rolling Stone
Fito Páez en la tapa de la edición de abril de Rolling Stone 

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